Una mala gestión del correo electrónico cuesta a las empresas más de 4.000 millones de euros en todo el mundo. Contestar a cada e-mail que recibimos de forma automática, disponer de sonido cada vez que entre en la bandeja de entrada un correo o hacer copia a más personas de las necesarias cuando enviamos un e-mail, son sólo algunos ejemplos de malas prácticas a la hora de gestionar el correo en el trabajo.
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