Buscar empleo con más de 50. Manuel Marín recita su nombre por teléfono con voz firme y empieza una
animada charla sobre su oficio, panadero de toda la vida, en Sevilla,
desde que tenía 11 años y su padre le llevaba en el carrito del reparto
para que no se mojara los días de lluvia... A los 50 años, hace ahora
cinco, esa vida entre masas, harinas y levaduras se rompió de golpe
cuando se quedó en paro. “En mi casa”, alcanza a decir, “no entran ahora
más que 426 euros” para un hogar al que ha vuelto otro hijo
desempleado, con su mujer, un niño y otro en camino; hay otro hijo
parado y una hija, de 18 años, que está estudiando. El cuarto hijo,
también sin empleo, se ha ido a vivir con los padres de su pareja. Así
que, siete bocas en esta casa de San José de la Rinconada. ¿Cómo hacen
para comer? “Como podemos, los vecinos...”. Y ahí empieza a oírse un
hilo de voz entrecortado. Será su mujer, Natividad, quien retome la
conversación y siga contando las estrecheces por las que atraviesa esta
familia.
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