Con
una tasa de paro juvenil del 56%, muchas veces hemos oído que -además de la crisis actual- hay un gran desajuste entre los conocimientos y habilidades que el sistema educativo transmite
y las necesidades de las empresas.
Más de seis de cada diez jóvenes españoles en edad laboral ni trabajaban ni buscaban empleo en 2012, por motivos de estudios, responsabilidades familiares,
o discapacidad. También el efecto
desánimo pesa en la decisión de muchos de ellos a la hora de borrarse de las
listas del paro. Igual proporción de
jóvenes inscritos
en el Servicio Público de Empleo Estatal (60%) no poseen ninguna cualificación.
Como
válvula de escape, muchos jóvenes emigran al exterior de una forma creciente.
Lo hacen a países como Alemania -ya existe un convenio para acoger a 5.000
jóvenes cada año-, que valora la formación de sus futuros empleados en las empresas como la mejor inversión. La salida de españoles hacia ese país ha vuelto a cifras de hace 40 años.
Por otra parte las titulaciones elegidas por los jóvenes
españoles no coinciden con las más demandas por la economía y la mayoría de
empresas del mundo encuestadas duda de que la formación que se imparte hoy responda a sus necesidades de mañana .
En
respuesta a esta situación, el Gobierno aprobó el Real Decreto 189/2013, de 15 de marzo, que trata de la Formación Dual en sus diferentes modalidades de Contrato
de Formación y Aprendizaje, Formación Profesional Dual y Certificados de
Profesionalidad.
La
formación dual (unos contenidos se aprenden en las aulas y otros en la empresa)
es una práctica exitosa en otros países. El curso 2013-2014 se inicia la FP Dual en Aragón, con unas cifras modestas de dos Centros Formadores y
catorce empresas. Aunque la mayoría de experiencias de formación dual se
han dado en el ámbito de la Formación Profesional, ya en 2012 el Congreso de los Diputados solicitó al Gobierno su implantación en los estudios universitarios.
A
cambio de que las empresas realicen una inversión económica y de tiempo –y sin
ser la panacea-, la formación dual conlleva una serie de importantes ventajas.
El
alumno:
-
recibe una formación actualizada y acorde a las
demandas reales de las empresas, por parte de profesionales en activo- desarrolla competencias profesionales como la orientación a resultados en un entorno real y experimenta el funcionamiento de una empresa desde dentro
- incrementa su empleabilidad (fruto de las ventajas anteriores), e incluso en la mayoría de los casos se espera que se quede en la empresa que le ha formado invirtiendo en él tiempo y dinero
- recibe una remuneración económica
La empresa:
- añade su cultura empresarial a la formación del futuro trabajador, sin tener que esperar a “reciclarlo” una vez formado
- comprueba las habilidades y comportamiento del candidato a lo largo de un amplio periodo de tiempo, despejando la principal incógnita en un posible empleado: la confianza
- puede incorporar personal sin el coste de selección y reduciendo al mínimo la incertidumbre
- desarrolla su Responsabilidad Social Corporativa evitando la fuga de talentos por causas económicas
Los expertos del Think Tank Infojobs recomiendan en el ámbito universitario este modelo de prácticas obligatorias, y más largas, y la incorporación de profesionales como docentes.
La propuesta de CESTE: “A trabajar se aprende trabajando”.
La Escuela
Internacional de Negocios CESTE innova con un proyecto pionero en Aragón, en la carrera universitaria de Administración de Empresas, que es la que más ofertas laborales tiene. Suma la formación dual a sus sellos característicos:
idiomas, formación TIC, el acompañamiento individualizado y el desarrollo de competencias.
Los
periodos de formación en las empresas se iniciarán a partir de finales del
segundo curso y se acordarán con cada empresa, pues existe un abanico que va
desde 18 meses regidos por un Convenio de Prácticas en alternancia, hasta 30
meses con Contrato de Formación.
Con
motivo de su 25 Aniversario, la Fundación CESTE otorga becas de hasta el 60%
del importe de la matrícula, y las prácticas del alumno son retribuidas por la
empresa, por lo que para él su coste de acceso se iguala al de la carrera en la
universidad pública, y los motivos económicos no son inconveniente para que el
talento pueda acceder a esta formación, evitando su salida fuera de Aragón. Puedes ver más detalles aquí.
En conclusión: facilita a jóvenes que no tienen ni trabajo ni se pueden permitir costear ciertos estudios, que consigan una carrera universitaria con una altísima empleabilidad: pasar de ni-ni a sí-sí.
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