Ser uno mismo ha sido siempre una necesidad para todas las personas. Reivindicar nuestra identidad y nuestra individualidad, en medio de tanto acoso externo que pretende que seamos todos iguales, que nos comportemos de la misma manera, que compremos lo mismo, que vistamos igual, que pensemos todos a una, siguiendo las directrices de "los de arriba".
No pretendo desde aquí atacar a esos presuntos poderes fácticos que quieren uniformizarnos. Nada más lejos de mi intención. Tampoco ganaría nada haciéndolo. Solamente pretendo que seamos conscientes de que, para ser personas auténticas, para sentirnos a gusto como individuos, debemos ser nosotros mismos.
Sin embargo, a la hora de solicitar del mercado laboral, personas que sepan cumplir adecuadamente con sus tareas, las empresas solicitan, cada con más énfasis, candidatos que puedan aportan valores y virtudes más allá del mero currículo personal. La situación de desempleo masivo les permite elegir entre un mayor número de personas, que, por desgracia, no pueden diferenciarse con una formación específica o una experiencia profesional cada vez más similares entre los parados. Para optar a puestos de cierta responsabilidad, abundan las personas con una formación cada vez más amplia y específica. Para puestos de nivel básico, en los que la formación no es tan requerida, los optantes tienen niveles similares de experiencia previa (en el caso de nuestra juventud, algo escasa, por otra parte). La falta de oportunidades laborales conduce a cada vez más personas a retomar sus estudios y a ampliar su formación.
Entonces, ¿cuál es una de las mejores maneras de diferenciarse del resto de candidatos? SIENDO UNO MISM@. Destacando por esas virtudes personales que cada uno posee. Creedme si os digo que los reclutadores están cansados de candidatos "clones", todos más o menos iguales, con la misma formación, la misma experiencia…
Así que, tanto en el nivel puramente personal, como en la ardua búsqueda de un puesto de trabajo, nuestra mejor arma debe ser nuestra propia individualidad. Lo mejor que podemos hacer es reforzar nuestra diferenciación asumiendo nuestra unicidad, potenciándola y haciendo de ella nuestro mayor valor. Es en lo único en que nadie puede ser mejor que tú, en ser TÚ.
Pero, en esta espiral creciente de negación de la individualidad personal, ¿cómo podemos ser únicos? ¿Cómo podemos ser la mejor versión de nosotros mismos?
Desde aquí os quiero proponer un sencillo plan de acción en cuatro pasos, que espero que pueda ayudaros a diferenciaros del resto. Los cuatro pasos son:
1. Auto-exploración y autoconocimiento: Para saber qué aspectos de nuestra personalidad puedan aportarnos ese valor diferencial, lo primero que debemos hacer es explorarnos a nosotros mismos. Realizar un trabajo de introspección objetiva y aprender a conocernos interiormente. ¿Qué es lo que considero mejor de mí? ¿Esa opinión concuerda con la de mi entorno? ¿Soy como creo que soy? ¿Soy como creen que soy?
2. Consciencia de lo que nos hace únicos: Una vez realizado el trabajo interior del primer apartado, debemos elegir, aquellos valores individuales que consideramos que nos hacen mejores, que nos hacen ser quienes somos. Desde la distancia, yo no puedo ponerme en el lugar de cada uno de vosotros para ayudaros a decidir en este punto, pero voy a intentar daros algunas
sugerencias que puedan aportaros un poquito de luz. El abanico de fortalezas personales es tremendamente amplio. Las capacidades que pueden diferenciarte son infinitas, pero os dejo algunos ejemplos:
Un cuidado aspecto personal y un físico agradable (¿por qué no? ¿Si somos guapos y/o nos cuidamos, no nos hace eso también diferentes?)
Altos niveles de empatía.
Capacidad de decisión.
Facilidad para el trabajo en equipo.
Una personalidad clara y bien definida.
Encanto personal.
Solidaridad y sensibilidad por el bien común.
Voluntad de superación.
Disposición y facilidad para aprender cosas nuevas.
Etc. etc.
3. Refuerzo y potenciación de esos valores personales: Una vez que hemos identificado y elegido los valores que deseamos mostrar al mundo, debemos destacarlos en el conjunto de nuestra persona, no solo a nivel "teórico", sino demostrándolo con nuestras acciones. Por ejemplo, si nos consideramos solidarios, la mejor forma de demostrarlo es siendo colaboradores activos de alguna ONG, y haciéndolo constar en el currículum, en un apartado no demasiado notorio. Nuestra capacidad para aprender, podemos señalarla con una formación variada y heterogénea, no solo basada en la especificidad del puesto al que aspiramos. La facilidad para el trabajo en equipo, podemos manifestarla resaltando los momentos en que hemos asumido esa opción (desde jugar en un equipo de fútbol, hasta ser el más colaborador en nuestra vida diaria, todo vale). Nuestra personalidad, debemos hacerla constar en la entrevista de trabajo, si tenemos la oportunidad, o incluso teniendo un currículum claro, conciso y bien estructurado… La cuestión no es decirlo, es demostrarlo.
4. Constancia: Reconozco que el trabajo que os estoy encomendando nos es nada fácil, y mucho menos, con la pandemia de pesimismo y de "aborregamiento" que vemos a diario. Por eso es necesaria un esfuerzo de atención y un trabajo personal in-tensos. Sin constancia, todo este plan se quedará en meras intenciones, en tiempo desaprovechado. Con constancia, no solo mejoraréis considerablemente vuestras opciones de encontrar empleo, sino que seréis mejores personas, mejores "vosotros mismos".
Ánimo y adelante….
Sergio Aparicio Pérez
Transformador Personal y Social
Expert-Coach Personal, Ejecutivo y Empresarial
Experto en Desarrollo Personal
Facilitador, Formador y Conferenciante
coachaparicio@hotmail.es / 607 231 230
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